Nuevos caminos

En mi locura por hacer cosas, he decidido abrir una ventanita a mi mundo a través de Instagram. Es un perfil donde compartir frases, microrrelatos y mi forma de ver la vida.

Si os apetece os espero en @eldiablollevagafas_ para seguir compartiendo letras y vida.

2020, el año que todos querían que se acabase

Ya es 31 de diciembre otra vez y ya se acaba este 2020. Ese año tan bonito, redondo y que a todos nos parecía mágico.

Y no, no voy a decir que no me alegre de que por fin se termine porque obviamente ha sido el año más raro de toda mi vida (como para casi todo el mundo, pandemia mundial mediante), pero también me ha dejado un montón de cosas buenas que quiero rescatar y con las que me quiero quedar. Me ha enseñado lo importante de las pequeñas cosas, de los reencuentros y del tiempo con las personas que queremos y, sobre todo, me ha enseñado a sentirme viva.

Enero pasó sin pena ni gloria, pero en febrero montamos el mejor cumple de Harry Potter que nadie pudiera imaginar.


Nos convertimos en Obi-Wan Kenobi y Leia en un carnaval a las puertas del confinamiento y celebramos el bautizo de mi paposo favorito.

                                            

Con marzo llegó el estado de alarma, los días en casa y el teletrabajo.

En abril, seguimos en casa, pasé mi primer año como madrina a través de videollamada y todos nuestros males se curaron con fiestas en la terraza y mojitos vecinales al atardecer.

                          

En mayo recuperamos poco a poco la libertad, celebramos nuestra no boda y reímos como hacía años que no lo hacíamos.
           

En junio celebramos mi cumple, los 60 de mi padre y su jubilación en una superfiesta familiar donde no faltó detalle. Inauguramos temporada de piscina en Granda y celebramos el cumple de mi hermana, pool party incluida.

                                        

Julio siempre sabe a Santana y, aunque este año echamos de menos las orquestas, el barullo y el prau de la fiesta, la cita anual no faltó y lo celebramos como si fuera el último.
   

Agosto huele a mar, a días largos, a naturaleza y a camping. Volvimos a Peñarronda, en familia, donde siempre y como siempre.

En septiembre el peque de la familia cumplió 1 y también llegaron los 60 de mi madre, así que también lo celebramos como se merecía (otra cosa no, pero celebrar lo celebramos todo). Nos fuimos de minivacaciones por Asturias y aprovechamos para ver a la Santina. Y para cerrar el mes, tuve la mejor despedida de soltera del mundo mundial 🙂
   

                               

En octubre, por fin, nos dimos el sí quiero, después de una serie de peripecias dignas de una película de terror y de pensar en más de una ocasión que teníamos el destino en contra.
Pero pudimos y, para compensar el estrés nos relajamos en nuestra luna de miel en Gran Canaria.   

En noviembre, cierre perimetral mediante, aprovechamos a conocer Gijón e hicimos más rutas que nunca, el virus volvió con más fuerza y empecé mi nuevo trabajo.
   

Y diciembre llegó con sabor a navidades raras, a echar de menos, a no poder juntarse y a desear que este 2020 pase rápido, pero también nos trajo esperanza, alegría y magia (y eso nunca viene mal).

Al 2021 poco le pido, que podamos volver a disfrutar de las cosas que hacíamos antes, que esto de la nueva normalidad no nos gusta nada. Que podamos volver a viajar, a hacer planes, a pensar en futuros a medio plazo y, que a mi lado tenga a los de siempre, como siempre.
Que este 2021 que empieza nos traiga muchos momentos para estar juntos, a los que os tengo cerquita y a los que, estando lejos, os siento aquí.

Ciao 2020 y ¡que el fin del mundo nos pille bailando!

 

Septiembre ha vuelto para quedarse

Septiembre, el mes de los inicios, de los puntos de inflexión y de las nuevas aventuras.
Mes de estrenar agendas, volver al cole (o a la rutina), marcarse objetivos, apuntarse al gimnasio, dejar de fumar o ponerse a dieta.

Siempre me gustó septiembre (de niña me encantaba volver al cole), me ha dado siempre esa sensación de una nueva oportunidad, tras el calor y la relajación del verano llegaba el mes nueve, combinando el buen tiempo y el retorno a las viejas costumbres.

Este año, septiembre ha llegado raro, sin nervios de inicio de actividad, como una máquina en standby o un limbo extraño que sigue al verano (y año) extraño que estamos viviendo.
No tengo el pelo estropeado por el salitre ni estoy quemada en varias zonas raras de mi cuerpo (como todos los años), no me he pasado horas eligiendo la mejor agenda para este curso y no me he comprado ropa nueva para el comienzo de curso (igual tiene que ver que tengo unas cuantas cosas sin estrenar en el armario).

Pero hoy (ya a mediados de mes, sí, soy de procesamiento lento), me he dado cuenta de que no hay que perder las buenas costumbres, de que tenemos que volver a las viejas sensaciones que nos hacen sentir bien y que el COVID nos podrá quitar muchas cosas, pero en nuestra mano está recuperar las rutinas, tradiciones e hitos que teníamos marcados y que hemos ido dejando aletargados.

Así que, agenda nueva en mano (inscripción al gimnasio no que hay que ir poco a poco) y con algún nuevo objetivo para este final de año, septiembre (o lo que queda de él) ha vuelto para quedarse.

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25 años tiene mi amor

Hace 25 años se recuperaban las obras de Picasso que habían sido robadas de un museo de Estocolmo, se creaba Yahoo y se acordaba la creación de una moneda común en Europa.

En España, se aprobaban los Estatutos de Autonomía de Ceuta y Melilla, Arantxa Sánchez Vicario se convertía en la primera española que encabezaba la lista de las mejores tenistas del mundo y se inauguraba Port Aventura.

Corría el año 1995 y siendo sincera no recuerdo ninguno de esos acontecimientos, pero tengo ese año marcado en el calendario desde entonces.

Hoy, hace 25 años que pasé a tener una compañera de juegos y de vida, hace 25 años que tengo a alguien a mi lado que sabe lo que pienso solo con mirarme, que me quiere por cómo soy y por lo que soy.
Hoy, también hace 25 años que tuve que aprender a dejar de ser hija única, a compartir atenciones y mimos y a recibir riñas que a veces no eran para mí.

Pero, hoy, 9131 días después solo puedo dar gracias por tenerte. Haces que la vida sea divertida e irónica cuando estoy contigo, eres capaz de ponerme los pies en la Tierra, de consolarme cuando no quedan esperanzas y de sacarme una sonrisa hasta en los peores momentos.

Eres la persona más trabajadora, constante, ocurrente y divertida que conozco; y también te llevas el premio a la más cabezota y la que tiene más mal genio.
Eres y siempre serás la niña de mis ojos, mi compañera, mi amiga, mi norte, mi soporte, mi ángel de la guarda, mi cuidadora, mis pies en la Tierra, mi balanza y mis ganas de seguir.

Como dicen en Argentina: ¡qué bueno que viniste!
Qué bueno que viniste, que te quedaste y que sigues al pie del cañón.

Felices 25 hermanita y gracias, porque desde que llegaste mi vida es infinitamente mejor.

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Lo que nos traerá la cuarentena…

Los días en esta cuarentena están siendo una montaña rusa de emociones, a veces muy arriba, otras, muy abajo. Hay días en los que pienso que ya queda menos y otros en los que pienso que todavía queda mucho. Hay momentos en los que río a carcajadas y momentos en los que lloro sin sentido. Es lo que tiene vivir algo nuevo, de lo que no tienes referencia y para lo que no estabas preparada.

Los primeros días, cuando lo empecé a pasar peor, decidí hacer una lista de tooooodas las cosas que iba a hacer cuando abran la veda. Algunas son cosas cotidianas (de esas que hacíamos antes sin valorar mucho), otras son cosas que a veces se me olvida hacer o doy por hecho.

Y ¿sabéis lo mejor de todo? Que cuando las vuelva a hacer será como hacerlas por primera vez y podré crear en mi cerebro una carpeta con recuerdos de nombre: «la primera vez que hice esto después de la cuarentena».

Imaginaos:

  • La primera vez que abracé a mis padres y mi hermana después de la cuarentena … ¡y lo que lloramos!
  • La primera vez que le comí los papos a mi ahijado después de la cuarentena … ¡y lo que había crecido!
  • La primera vez que nos juntamos las cuquis para tomar un café después de la cuarentena … ¡y cómo las echaba de menos!
  • La primera vez que fui a comer a la Carbayera después de la cuarentena … ¡y lo bien que sabía todo!
  • La primera vez que comí un helado de Helio después de la cuarentena … ¡y estaba mejor que nunca!
  • La primera vez que fui a trabajar después de la cuarentena … ¡y fue como si fuera mi primer día!

Y, ¿qué me decís?, puede que no sea la mejor situación del mundo y, estoy segura de que lo que queda será duro, pero ¿no os parece que merecerá la pena?

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Arrivederci 2019

Vuelve a ser 31 de diciembre y vuelvo a pasarme el día tarareando Un año más de Mecano a todas horas e irremediablemente me da por hacer balance.

Este 2019 lo cierro con una sonrisa en la boca, mucha ilusión y también con miedo (es lo que tiene ver que la negatividad te observa siempre a la vuelta de la esquina), pero también con muchas ganas, y eso es lo más importante.
Ha sido un año de cambios, de avances, de alguna lágrima, de sorpresas y de retos.

En enero celebramos Reyes y nos fuimos de cumpleaños, los de siempre, como siempre. Volvimos a Gijón, estrenando piso y vecindario:

En febrero fuimos de concierto y nos sumergimos de lleno en el mundo de Harry Potter:

En marzo salimos a la calle a luchar por lo nuestro:

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En abril celebramos Pascua en familia, fui hasta Somiedo a dar una charla y dije SÍ QUIERO muy alto y muy fuerte:

En mayo, celebramos el Día de Internet en el trabajo, los codemitas volvieron a la carga y nos fuimos hasta Córdoba a la despedida de Oli:

Junio fue el mes de las celebraciones, de otro año más haciendo el Camín a Covadonga y de la boda de Olaya y Germán:

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Julio sabe a vacaciones, a descanso, a fiestas de Granda y a relax:

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Agosto sabe a camping, a familia, a vacaciones, a amigos y a mar:

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Septiembre nos regaló al pequeño de la familia, con sus papos y sus sonrisas. 

En octubre cogimos las maletas y nos dió por viajar. Redescubrí Roma por décima vez y disfruté de un concierto de Melendi en familia en Pamplona:

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En noviembre trabajamos duro y empezamos nuestra cuenta atrás para el evento del año.

Y llegó diciembre para compartir tiempo con amigos y familia, para disfrutar de las luces, la emoción, la ilusión y los turrones:

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2019 me ha traído cambios, pero también estabilidad, emoción, sorpresas y nervios. Ha tenido días maravillosos y días horribles, pero me ha dado tantas alegrías que lo recordaré como uno de los mejores.
Al 2020 solo le pido eso de «virgencita, virgencita que me quede como estoy». Muy Feliz Año para todos, a los que estáis aquí y a los que estando lejos os siento muy cerca.

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Por qué no deberías irte de Erasmus

Hace 10 años que cogía mi maleta y me iba de Erasmus, 10 largos años que han pasado rapidísimo, aunque mi historia Erasmus había empezado bastante antes, justo el día que decidí echar la solicitud para solicitar la beca, allá por noviembre del año 2008 (mi yo de 19 años de aquella época lo decidió en un arrebato y sin consultarlo con nadie creyendo que sería un milagro que me la concediesen). Pero me la concedieron y con 20 años casi recién cumplidos, un 17 de septiembre de 2009 cogía un avión destino Roma y luego un tren que me llevaría a mi destino, Macerata, ciudad bonita y singular donde las haya y de la que os dejo aquí info por si os pica el gusanillo (y no es porque yo haya estado allí, pero merece mucho la pena).
Pero hoy no vengo a aburriros con mis anécdotas de abuela (y es que los ex-Erasmus somos como abuelitos que cuentan sus aventuras en la mili), hoy vengo a deciros por qué no deberíais iros de Erasmus.

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Esperando al 2019

«Y en el reloj de antaño como de año en año, cinco minutos más para la cuenta atrás, hacemos el balance de lo bueno y malo».

Vuelve a sonar otra vez Mecano, otro 31, como siempre, cumpliendo las tradiciones. Este 2018 intenso y diferente ha dejado huellas bonitas, otras no tan bonitas, unas que han calado hondo y algunas que han pasado sin pena ni gloria.

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Nostalgia

Hoy vengo nostálgica, será que se está acabando el verano y que septiembre asoma ya la patita por debajo de la puerta. Septiembre que marca el inicio del nuevo curso, el año nuevo para algunos y la vuelta a la rutina a la mayoría.

Así que hoy no le voy a dar mucho al teclado, si no que voy a dejaros algunas fotos que os hagan recordar veranos y momentos especiales:

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