Échame una mano prima
Dicen que los primos son los primeros amigos de nuestras vidas, y yo creo que tienen toda la razón del mundo.
De hecho, si echo la vista atrás en todas las historias de mi vida estás tú; en las bonitas, en las tristes y en las divertidas.
- En las Navidades, los días de Reyes y las Nochebuenas esperando a Papá Noel en Granda, aún cuando tú ya no creías en esas cosas, pero yo sí.
- En las Pascuas, las palmas y los regalos de madrinas, “padrinas” y ahijados.
- En las farturas que esas también se nos dan bien y a las que siempre estamos dispuestas a sucumbir repitiendo en un restaurante o probando alguno nuevo.
- En los caminos a Covadonga, a veces tan duros, pero especiales, cantando, viendo animalitos, sufriendo, riendo mucho y a veces llorando un poco, emocionándonos al conseguirlo año sí y al otro también.
- En las meriendas de los sábados, esa cita ineludible siempre a las 5, con cualquier excusa.
- En los veranos de tienda carrito y caravana, de camping, de piscina y playa, de Llanes y Peñarronda, de partidas de parchís y mentiroso y del “míralu ahí”.
En estos y otros momentos que me darían para un libro entero.

Nuestra mejor foto…
Y es que Lara (que hasta nombre literario tiene) es inteligente, guapa y lista como una ardilla (que diría mi madre), se ríe como una loca cuando le da un ataque de risa, es divertida y escandalosa a partes iguales, poco disimulada y cotilla (éste punto es el que más nos une yo creo) y, además es la novia y la embarazada más guapa que yo vi nunca y es que a ella las emociones le sientan bien.
Gracias prima por ser mi primera amiga y seguir siempre ahí al pie del cañón sumando momentos e historias a nuestro peculiar libro de vida.
Te quiero 🙂